La práctica médica naturalista presupone un pensamiento holista. El paciente debe ser considerado en su totalidad y todos sus aspectos problemáticos deben ser tratados unitariamente. El siguiente esquema de niveles ha sido ya corroborado:
1. Las precondiciones para la curación las logra el ZMR (Psico-regulación, regulación cuatripolar de metabolismo celular y de ácidos y bases)
2. Terapia de constitución (Fortalecimiento de los puntos débiles genéticos con informaciones externas naturales)
3. Terapia de descarga (Regeneración de la matriz mediante la eliminación de toxinas y tratamiento de los campos con trastornos)
4. Refuerzo del sistema inmunológico ortomolecular (vitaminas, minerales, preparados orgánicos)
En principio deben crearse las precondiciones para la curación, esto es, los sistemas bloqueados deben ser devueltos a su capacidad de regulación, y esto, además, en el ámbito de la psique y la regulación del metabolismo celular y de ácidos y bases. Esto puede llevarse a cabo de la manera más eficiente con el aparato ZMR.
En el caso de pacientes con una constitución debilitada, en primera línea, se trata con la BIT exógena para fortalecer su constitución. Sólo después se procede a disminuir las cargas de estrés duradero mediante la BIT. Esto se realiza, globalmente, por medio de la "terapia de regeneración de la matriz" o, paso por paso, mediante la BIT endógena. El fin es el saneamiento del sistema básico, según A. Pischinger.
Los controles regulares de la situación del metabolismo con los aparatos VEGA-STT, SRT o ZMR indican la eficiencia del tratamiento. Una mejora esencial del efecto puede alcanzarse mediante la equiparación directa del metabolismo con estos aparatos antes de cualquier otro paso terapéutico.
Como referencia para determinar el progreso de la terapia, se utiliza el síntoma guía (por ejemplo, piel inflamada), el cual no es tratado directamente, sino que mejora durante la terapia.
Para concluir el tratamiento, se restablece la aceptación del disparador original, por ejemplo, de un alérgeno.
La destreza del médico radica en reconocer las debilidades constitucionales del paciente y diagnosticar todos los factores de carga para, primero, fortalecer la constitución del paciente y, luego, realizar una descarga escalonada, según una jerarquía determinada, hasta que se restablezca la autorregulación del metabolismo. Se trata de un procedimiento completamente individualizado. Cuanto más exactamente se pueda materializar este principio, tanto mayor es la eficiencia. Los esfuerzos necesarios dependen de la gravedad de la enfermedad fundamental. |